Gárgolas son esas figuras de piedra representando monstruos y seres mitológicos, características de los tejados en iglesias y catedrales. Notre Dame es la referencia de las gárgolas a nivel internacinal, pero en España podemos encontrar muchas y muy famosas gárgolas en catedrales a lo largo de toda la península.
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El Orígen
El origen real de las gárgolas está, en realidad, relacionado con las humedades. La figura de la gárgola se diseño como un elemento decorativo que lograse disimular la estética de otro elemento, uno que sí cumplía una función en los edificios: el caño de evacuación de aguas.
Las lluvias recogidas por el tejado descendían a través de la cubierta hasta el punto más bajo y, en última instancia, todas eran canalizadas a unos caños que sobresalían de la fachada. Deben sobresalir lo suficiente como para verter las aguas a la calle alejándolas de la fachada, de modo que se evite el contacto durante su caída para eludir posibles filtraciones y no estropear la fachada. La gárgola fue entonces concebida como una forma de disimular los antiestéticos caños.
Tanto es así que el origen de la palabra gárgola procede del francés gargoille> gargouiller, ( producir un ruido semejante al de un líquido en un tubo), latín gurgulio y griego γαργάρα “hacer gárgaras”). Es decir, ya la propia etimología denota la función de la gárgola, y es que la mayoría de ellas ocultan el caño discurriendo por la espalda de la figura representada, de modo que el agua circula hasta el punto de evacuación, normalmente un orificio que hacían coincidir con la boca de la gárgola.
Gárgola, creación imaginaria o improbable del espíritu
Una vez creadas las gárgolas, surgieron con ellas las leyendas propias de la mitología. Si bien una gárgola pretende disimular un caño de evacuación de aguas, a raíz de su creación se empezaron a implantar también las quimeras: figuras idénticas a las gárgolas pero que no ocultan ningún caño. La quimera es la misma figura monstruosa representando hombres, animales o demonios, pero ubicada únicamente por estética, si finalidad de ocultar un caño.
Las gárgolas tal y como las conocemos actualmente nace en la Edad Media, ornamentando las iglesias y catedrales de estilo gótico. Antes, en el antiguo Egipto y en las civilizaciones griega y romana, ya habían visto la luz figuras muy similares pero en estos casos sólo adoptaban la forma de animales conocidos como leones o águilas. A día de hoy, las gárgolas son conocidas por representar seres fantásticos, casi siempre grotescos y terroríficos, y esto es debido a la leyenda que las acompañó en su origen en el medievo.
Leyendas y mitología
Existen dos versiones socialmente aceptadas que pretenden explicar el porqué de la monstruosa apariencia de las gárgolas. La primera de ellas postula que los arquitectos de las catedrales, por indicación expresa del clero en la Edad Media, diseñaban estas figuras con aspecto demoníaco como guardianes de los templos católicos.
El objetivo era hacer ver al pueblo que las gárgolas ahuyentarían de las iglesias a los malos espíritus, de modo que dentro estarían seguros y salvaguardados del mal. El segundo de los mitos defiende que las gárgolas representan a los propios demonios en su despavorida huida de las iglesias, petrificados en su intento por el poder de la divinidad protectora de sus siervos.