Los chakras y los planetas. Estamos formados por diferentes “cuerpos” entre ellos el físico que es perceptible y visible y el energético que no lo es. Los chakras forman parte de este último y por tanto no son entes físicos perceptibles a simple vista. Interaccionan con el cuerpo físico a través de los sistemas endocrino y nervioso. Son zonas de máxima confluencia energética y se localizan en donde se reúnen y bifurcan los nadis o meridianos.
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Los chakras son como los remolinos que se forman en los ríos. De hecho «nadi» significa río, corriente o torrente. Hay chakras principales y secundarios. Los primeros que son además los más conocidos, se representan de manera esquemática por medio de dibujos de lotos con un número variable de pétalos abiertos, asociados a una serie de colores y con una silaba que representa el sonido o mantra asociado. Hay que tener en cuenta que estos pétalos son representaciones simbólicas del número de nadis que parten de cada chakra para distribuir su energía hacia los demás y el resto del cuerpo.
En Astrología védica cada uno de los chakras está asociado y gobernado por un planeta diferente
Se puede decir que desde un punto de vista energético, la carta astral natal es además un mapa de las interrelaciones de los chakras en nuestro nacimiento así como de su estado de bloqueo o apertura, como consecuencia de las huellas karmicas con las que viajamos a lo largo de las diferentes vidas y que hicieron que naciésemos con una configuración astrológica concreta.
Los siete planetas clásicos son los que se pueden ver a simple vista y por lo tanto eran conocidos por los antiguos astrólogos. Son el Sol, la Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. En la astrología cada planeta tiene un papel definido y representa una energía básica. Mediante la interpretación astrológica podemos también conocer en qué estado se encuentran los chakras, los momentos a lo largo de nuestra vida en los que pueden quedar bloqueados y también qué tipo de remedios astrológicos podemos emplear para desbloquearlos, incrementar nuestra energía y generar equilibrio y armonía entre ellos.
Los textos védicos hablan de que la energía fluye dentro de nuestro cuerpo energético o sutil a lo largo de los canales o nadis. Hay tres principales: uno a lo largo de la columna vertebral llamado central o Susumná y los otros dos que envuelven o serpentean a este. Uno de ellos, Pingala, lleva la energía cálida solar de tipo masculino, el otro, Ida, la energía refrescante lunar de tipo femenino.
Para la Astrología védica, el canal central que discurre a lo largo de la columna está asociado con Rahu y Ketu, un eje inseparable. A menos que se realice de forma consciente, mediante técnicas relacionadas con el tantra, Pranayamas, etc., la energía dentro del canal central, raramente se mueve.
Igual que Rahu y Ketu, el canal central representa una unión de opuestos, se habla que las dos “gotas” generadoras de la vida y provenientes de nuestros padres, están dentro de este canal. En él se combinan las energía cálida, solar y masculina con la refrescante, lunar y femenina de los dos canales que lo envuelven para despertar la Kundalini, una fuerza espiritual que dormita en el chakra raíz. Cuando esta energía se despierta asciende a lo largo de la columna vertebral por el canal central hasta alcanzar el séptimo chakra, produciéndose o experimentándose un estado de trascendencia, místico o de unión con la talidad.
Por el carácter transpersonal y de conexión con el Cosmos de este séptimo chakra, se dice que está fuera del sistema solar y por tanto no hay ningún planeta asociado, ya que es el mismo Universo.
El proceso en el que el Prana, la energía cósmica, entra en nuestro cuerpo está dividido en dos fases: la inhalación o Pooraka en donde el Prana asciende a lo largo de la columna por el “lado lunar” o Ida y la exhalación o Rechaka en donde el Prana desciende por el “lado solar” o Pingala.
Cada chakra está gobernado por un planeta quien establece parejas de signos zodiacales que están vinculados a las dos fases anteriores. La exaltación de los planetas en estos signos lleva a los chakras relacionados a su grado máximo de expresión. Por ejemplo, la presencia de la Luna en Tauro en una carta astral natal lleva a que el chakra del corazón esté totalmente activado y abierto y exista por tanto una predisposición kármica hacia un sentimiento de amor desmedido e incondicional. O el Sol en Aries ofrece una activación del chakra del plexo solar que lleva a una gran determinación en la vida y fuerza de voluntad.
La vinculación a las mansiones lunares o Nakshatras se basa igualmente en los planetas que gobiernan cada una de ellas.
Aquí tienes de forma muy esquemática la relación entre los chakras, planetas y signos del zodiaco:
De todo esto se deduce que trabajar con los planetas es trabajar con los chakras y viceversa.
Los planetas del Sistema Solar se pueden clasificar en tres grupos, según sus propiedades energéticas:
- Grupo Masculino Activo (Yang): Sol, Marte, Júpiter, Plutón
- Grupo femenino pasivo (Yin): Luna, Venus, Saturno, Neptuno
- Grupo Neutral (De): Tierra, Mercurio, Urano
Los chakras del cuerpo humano se pueden clasificar de manera similar y divididos en 2 grupos:
- Chakras masculinos (los chakras impares):
– 1er chakra: chakra raíz
– 3er chakra: chakra del plexo solar
– 5º chakra: chakra de la garganta - Chakras femeninos (los chakras pares):
– 2do chakra: chakra sacro
– 4to chakra: chakra del corazón
– 6to chakra: chakra del tercer ojo
Chakra Raíz – Marte
Marte es el planeta, que pertenece al grupo masculino activo, y muy a menudo se lo conoce como el «planeta rojo» (el color del chakra raíz también es rojo). Marte refleja el instinto de supervivencia de la humanidad, que es una función principal de nuestro chakra raíz. En astrología, Marte gobierna nuestras energías sexuales.
La sexualidad es en realidad un dominio de nuestro chakra sacro, sin embargo, el chakra raíz es el lugar donde nuestra kundalini (fuerza vital) shakti permanece inactiva, esperando ser liberada. Marte tiene una energía intrépida, física y activa, que coincide con la necesidad de coraje y conexión física del chakra raíz.
Chakra sacro – Venus
Venus es el planeta femenino, que representa el amor, las relaciones, la alegría y el placer.
Venus determina cómo pensamos sobre el amor, cómo se sienten nuestras relaciones y cómo reaccionamos a nuestras necesidades y las necesidades de otras personas. El chakra sacro es una combinación perfecta para este planeta.
La sensualidad, la sexualidad, las emociones y el placer que derivamos de nuestras relaciones (y la vida diaria) son algunas de las principales funciones del chakra sacro. Cultivar un chakra sacro saludable requiere que despiertes a tu Diosa del Amor (Venus) interior y aprecies todos los placeres y la belleza de este mundo.
Chakra del plexo solar – Sol
El Sol pertenece al grupo masculino de planetas astrológicos y representa nuestro ego, identidad y personalidad. El sol es una combinación perfecta para la energía fuerte y orientada a objetivos de nuestro chakra amarillo del plexo solar. El sol se refiere a nuestra fuerza para afrontar las exigencias y retos de la vida diaria.
El resplandor dorado del sol es una fuerza vital de la vida que nos infunde poder, vitalidad y la determinación de perseguir nuestros objetivos. Con la ayuda del chakra del plexo solar y la energía ardiente del Sol, todos nuestros sueños y deseos pueden manifestarse externamente.
Chakra del corazón – Luna
La Luna es un planeta astrológico femenino que representa emociones, pasión y belleza. Representa y simboliza el amor incondicional de una madre a su hijo. Moon también simboliza nuestra mente inconsciente y actúa como mediador entre el mundo interior (mente superconsciente o yo superior) y el mundo exterior (mente consciente o ego).
El chakra del corazón tiene un papel similar en nuestro sistema de chakras, ya que actúa como un puente espiritual entre 3 chakras inferiores y 3 chakras superiores.
El chakra del corazón es el núcleo espiritual que te permite desarrollar una relación afectiva contigo mismo y con los demás al promover la bondad, la empatía y el amor verdadero.
Algunas de las otras cartas también asocian a Venus con el chakra del corazón. La principal diferencia es que la energía del amor del chakra del corazón es pura e incondicional, mientras que Venus es un planeta de placer.
Chakra de la garganta – Mercurio
El chakra de la garganta está estrechamente vinculado a Mercurio, que es un planeta de comunicación y autoexpresión. A veces, Mercurio parece estar retrocediendo en su órbita. Este evento se conoce en astrología como «Mercurio retrógrado» y se cree que afecta negativamente todas las comunicaciones, negociaciones y acuerdos entre personas.
El chakra de la garganta equilibrado te permitirá expresarte con claridad, autenticidad y honestidad. El chakra de la garganta tiene la clave única para desbloquear el don de la voz auténtica y la capacidad de decir la verdad.
Chakra del tercer ojo – Saturno
Saturno es un planeta femenino de color azul oscuro al que a menudo se hace referencia como el planeta del karma. Saturno simboliza al ser humano que ha aprendido todas sus duras lecciones de la vida terrenal y está ansioso por unirse al mundo de los planetas misteriosos: Urano, Neptuno y Plutón, que son invisibles a simple vista.
El chakra del tercer ojo es nuestro portal principal para dar un paso más allá de la dualidad, la polaridad. La energía del 6º chakra nos invita a trascender las limitaciones y restricciones impuestas por el planeta Saturno.
Chakra de la corona – Júpiter
En la mitología griega, Júpiter es un planeta de expansión asociado con Zeus, que era un rey de los dioses. El chakra de la corona también se conoce como el rey de todos los chakras, y representa el estado de conciencia superior e iluminación.
La energía de Júpiter nos anima a encontrar sentido y sabiduría en nuestras vidas. El chakra de la corona se conecta. Tanto Júpiter como el chakra de la corona son símbolos de conocimiento infinito. El chakra de la corona te ayuda a sentir la unidad y la unidad divina con todos los seres vivos.